
Durante siglos hemos observado el cielo y los astros, como así los fenómenos que ellos originan sobre la tierra, las estaciones del año, la duración de día y de la noche, las fases de la luna y su influjo sobre el ciclo femenino, las mareas, la maduración de los frutos y las cosechas. Nuestra cultura nos ha ido separando de esta conexión, el Patriarcado ha colocado al hombre encima de toda la “Creación” y ha provocado en los últimos decenios un daño gravísimo a la Madre Tierra. Paradójicamente, al mismo tiempo de reconocer en la “Hipótesis Gaia” una verdad que para nuestros ancestros era Sagrada. ¿cómo podemos volver a sentir esta conexión??? Uno de los caminos es volver a unirnos a este ciclo de vida, a la sucesión de las estaciones.
El Equinoccio es el fenómeno astronómico mediante el cual el día adquiere una duración igual al de la noche. Esto quiere decir “equilibrio”, que la luz y la oscuridad no predominan la una sobre la otra.
Esta es la primera tarea a lograr en esta época del año.
Reconoce en ti, tus luces y tus sombras para luego poder transformarte en luz radiante, capaz de dar amor, calor y luz a los que te rodean.
La Diosa Sol regresa, cada día un poquito más cerca.
Ella nos ayuda en este proceso sanador.
Es el momento en que Aquehua enciende nuestro Fuego y permite crecer nuestros proyectos.
Deméter se junta con su hija, Perséfone (la esencia de la Primavera), que ha estado en el Inframundo por seis meses y la tierra vierte de nuevo vida.
La diosa se demuestra en las flores, las hojas en los árboles, el brote de las cosechas, el acoplamiento de pájaros, el nacimiento de animales jóvenes.
En el ciclo agrícola, es hora para plantar.
Nos aseguran que la vida continuará.
Era frecuente referirse a Perséfone y su madre Deméter como aspectos de la misma diosa, y eran llamadas «las Deméters» o simplemente «las diosas».
La historia del rapto de Perséfone era parte de los ritos de iniciación en los misterios eleusinos.:
Pascua es la versión cristiana del mismo mito. Incluso se roba la Pascua conocida.
Viene de la Diosa sajona del Amanecer Eostre, cuyo festival se celebraba el equinoccio de Primavera. La fecha de Pascua todavía es determinada por el viejo ciclo de la Luna.
Cristo es visto como la estrella de la mañana porque él murió, descendió al Inframundo y emergió otra vez, como Attis, como Kore, como Inanna e Ishtar.
Huevos y semillas
Los huevos son uno de los símbolos de este festival puesto que representan nueva vida y potencial.
Z Budapest en la abuela de Tiempo dice que los huevos se teñian de rojo (el color de la vida) en el festival de Astarte (el 17 de Marzo).
Los huevos maravillosamente adornados de la Ucrania (pysanky) se cubren con los símbolos mágicos para la protección, la fertilidad, la sabiduría, la fuerza y otras calidades.
Se dan como regalos y se utilizan como encantos.
Las semillas son como los huevos.
Mientras que los huevos contienen la promesa de la nueva vida animal, las semillas llevan a cabo el potencial de una planta nueva.
En Italia antigua en primavera, las mujeres plantaban jardines de hierbas con propiedades mágicas. Llenaban las urnas de las semillas del cereal las mantenían en la obscuridad y las regaron cada dos días. Esta costumbre persiste en Sicilia.
Cuando brotan, los tallos se atan con cintas rojas se colocan en los jardines y en sepulcros(1). Simbolizan el triunfo de la vida sobre muerte.
Fuentes
Budapest, Zsuzsanna E, The Grandmother of Time, Harper & Row 1989
Campanelli, Pauline, The Wheel of the Year, Llewellyn 1989
Cunningham, Nancy Brady, Feeding the Spirit, Resource Publications 1988
Farias, Helen, Octava, The Beltane Papers.
Murray, Gilbert, Five Stages of Greek Religion, Doubleday 1955
Román Sandra, LA PASCUA Y LA PRIMAVERA,
(1) Costumbre que ha sido cristianizada, es habitual el día de Viernes Santo.
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