UN ACTO DE PODER

Iniciarse en el camino de la Diosa es un pedido de poder que hacemos en los reinos del espíritu.

Comenzamos a transitar nuestro aprendizaje y a medida que vamos avanzando nuestra luz se vuelve más brillante.
Es entonces cuando el “Poder” (la Diosa) se da cuenta de nuestra existencia y nos responde. Recuperamos nuestro poder, pero también seremos puestas a prueba.
Y es que en un momento determinado de nuestro aprendizaje es preciso “bajar a la tierra” todo lo que hemos estado experimentando en los reinos del espíritu.

“Has elegido nacer dentro de la tierra de la dualidad, un mundo que requiere un balance entre sustancia y espíritu –le dice Dirrangun, la Diosa Portadora de Vida, a Lynn Andrews en su libro “Crystal Woman”-.

Permítete experimentar esta separación entre tú y yo. Vuélvete exitosa en el mundo de la sustancia. Aprende a usar tus recursos y vive con dignidad. Ve a la escuela y haz tus deberes. Primero debes construir los cimientos del mundo físico para poder construir tu castillo espiritual.

Si solamente decides hacer trabajo espiritual ahora, antes de que tus cimientos físicos estén construidos, tu refugio espiritual se desmoronará y se convertirá en ruinas todo a tu alrededor”.

Y es entonces cuando llega el momento de que plasmemos un acto de belleza en el mundo.

Esto es lo que Lynn Andrews llama “actos de poder”, de acuerdo con las enseñanzas que recibió de las ancianas chamanas de la Hermandad de los Escudos, que se propone rescatar la sabiduría femenina de todas las tradiciones a lo largo y a lo ancho del planeta.

El ACTO DE PODER “es un acto que manifiestas en el mundo, y que proviene de tu más profunda pasión –nos dice Lynn en las palabras de su maestra Agnes Whistling Elk-.

Cuando realizas un ACTO DE PODER, estás manifestando tu verdadero destino en la vida. Estás viviendo tu sueño”.

Aprender a alinear nuestra voluntad con la voluntad de la Diosa... Ese es el secreto para acuñar tus más bellos actos de poder y plasmarlos en el mundo.
Todo lo demás, llegará hacia ti con las manos llenas.

Que la Diosa te bendiga.

Sandra Román